lunes, 19 de octubre de 2015

Cada tanto uso pantalón negro, zapatos y camisa blanca. Odio la ropa de oficina, me hace sentir extranjera, extraña a este mundo, incompatible con mi ser de jean y zapatillas. Nunca me importó demasiado la moda, de chica me molestaba la ropa rosa y los vestidos con volados. Con el tiempo llegué a sentirme cómoda bajo ellos aunque a veces reniegue un poco. Al contrario del mundo que me rodea, no creo que la ropa nos identifique demasiado. Cómo identificarse con un trozo de tela que es parte de una serie que se repite incesantemente. Cómo identificarse con lo repetitivo. No sé, nunca lo hice. Entiendo la sensación gloriosa de llevar un escote o una pollera corta y sentirse mirada. Pero también entiendo esa sensación de pasar desapercibido y que de un momento a otro, alguien te vea. No me identifico con el ideal de belleza que, obviamente y como todo el mundo, no cumplo con su bajada de línea diaria. Parezco menor, en vez de mayor. Mis manos lucen nerviosas y no amorosas. Mi cara está más porcentaje de tiempo lavada que sucia. No siento altura de los tacos.
Aunque toda esta descripción intente separarme del resto, como la mayoría de los que escribe en general. Nada lo hace. Mi miedo a la muerte y la soledad me hace tan común como cualquiera.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Bocas cerradas

Acostados en la cama entendí que el silencio era peor monstruo que el Leviatán. Aunque estábamos conectados de alguna forma a través de nuestra piel, yo miraba al techo encerrada en mi mundo de pensamientos entrecruzados y él dormía boca abajo en una especie de profunda oscuridad. Nunca fuimos de hablar demasiado, somos muy diferentes. No cruzamos muchas palabras, es más el lenguaje no verbal con el que nos atacamos. Pero dentro de toda esa oposición aparece una superación de la misma. Una especie de magia que nos trasciende a ambos, algo que nos hace estar unidos por ciertos momentos. Me interesa y desconcierta este fenómeno explosivo producto de una química que no había conocido antes. Sin embargo, me frustra no entender el silencio. Tan acostumbrada a las voces, a los ruidos, a las explosiones. Incluso el sonido del teclado sonando en cada letra me tranquiliza. Adictos a la música, cómo soportar el inexplicable silencio, el vacío, la nada. Aunque creemos en nuestro interior que el silencio también es algo, es el algo de la desesperación, de la angustia, de lo no dicho. El silencio tranquiliza pero también parece envolver todos nuestros mayores miedos, me aterroriza, me paraliza. No somos nosotros cuando nos alejamos de nuestra zona de confort. El silencio ilumina y oscurece. Hasta que un día, alguno rompe con el silencio y empieza el principio del fin.

lunes, 17 de agosto de 2015

El aceite flota sobre el agua
pasé el dinero por lo bajo
antes del primer beso.

Las calaveras y sus dientes imperfectos
animan mis cuentos nocturnos.
El tiempo se lo está comiendo todo.

Mundos metafísicos están inertes,
no te abrazaron
todavía.

Las villanas merodean,
no me importa.
Miro a lo fijo.

Pasé el dinero por lo bajo,
Libres juntos,
juntos libres.

martes, 4 de agosto de 2015

Problemáticas vol.2

Problemas. Asuntos que según machistas experimentados sólo pertenecen a las mujeres. ¿Cuál es la razón por la que le buscamos el pelo al huevo? Bueno, en realidad, un problema no es necesariamente eso.
Los problemas surgen de una serie de preguntas, de cuestiones. No es revolver la mierda sino tomar conciencia de un estado de las cosas. Los adictos a los problemas somos mentes analíticas, mentes que buscan el desafío constante.
Lo que sucede en el momento de plantear un problema es que pasamos de una estabilidad cómoda, confortable hacia un estado de tensión. Sin embargo me pregunto qué sucede con aquella estabilidad. Muere. Muere instantáneamente en el momento en que formulamos una pregunta que ataca el núcleo. Se destruye, cae. Imagino la bomba de Hiroshima en versión mental. Tal vez sea ese el dolor constante en nuestras vidas, esas pequeñas muertes que no tenemos tiempo de enterrar. No podemos armar funerales para situaciones, menos nosotros que tomamos el ritual como algo bastante tortuoso, no así los yankees que comen y chupan hasta desmayarse. Esa dicotomía tan trillada que nos sigue como sombra, muerte y vida, la transitamos tan cotidianamente que a veces creo que estamos bastante más preparados para la muerte de lo que pensamos.
La muerte de la estabilidad es lo que nos causa la angustia diaria, una parte del 'stress' contemporáneo. Y la posibilidad de la misma es la que nos hace oscilar entre la inmovilidad y el instintivo proteccionismo.

Qué hacer con las muertes constantes sino dejar que nos atraviesen. Tal vez una de ellas se hace definitiva y nos salvamos de verdad.

sábado, 18 de julio de 2015

Siempre que contamos un problema empezamos por el principio. El origen, la causa primera de una cadena de errores que desembocan en el caos. Dios es una de las primeras explicaciones para ese origen confuso, oscuro. Hasta que un día, cansados de buscar el origen de las cosas eternas, solo nos limitamos a los orígenes cercanos, esos que son tangibles y podemos probar (más o menos). 
El segundo problema, consecuencia de la búsqueda del origen, es que, cuando encontramos el punto con el cual empieza la línea, no sabemos que mierda hacer con eso. Resolverlo es imposible, podemos alinear algunas cosas aunque es un poco inútil también porque no modifica el origen. Entonces, ¿qué hacemos? Llegamos al origen, ¿Y? ¿Será ese el problema existencial de turno? Probablemente, pero cuando reaccionaste, ya tenes otro problema y un nuevo origen. 

sábado, 30 de mayo de 2015

Entendí que la tradición me perseguía un día sentada en el patio. Las piernas me temblaban, la piel se me erizaba. Sentía el vértigo de mi propia verdad que, ciertamente, es peor que el de la verdad universal. Aquel monstruoso discurso que ata tus extremidades con hilos inquebrantables. No me liberé aún, sigo presa. Día tras día, paso tras paso. Encerrada en mi propia ética, encerrada en mis paredes de moral. Cárceles de pensamiento e historia, cómo podrían ir separadas. Crítica, es mi única opción.

lunes, 4 de mayo de 2015

Enamorarse como el jazz, amor en blanco y negro. Amor perlado, nieve y piano. Enamorarse como el jazz. Caricias con vibrato. Besos de séptimas. Segunda vuelta de improvisación y pieles erizadas. Enamorarse como el jazz. Enamorarse con vestido. Suspirado, jadeante. Enamorarse como el jazz. Hombros encogidos. Cachete con cachete. Enamorarse como el jazz. Enamorarse del jazz.

domingo, 3 de mayo de 2015

el fin y sus medios justificados

Qué sería de un mundo sin fines, dónde quedarían los medios. Hacia dónde nos dirigiríamos, hacia dónde caminaríamos, qué comeríamos. Desamparados, desorientados, desorbitados. Los fines son lo irreal que nos hace reales. Vivimos de medios, somos medios, nunca fines completos. Fines a medias, fines imposibles, finales infelices. Aplaudan el final que nunca llega pero está en la cabeza; latente, hiriente. Somos medios para los fines de otros, que inmoral. Que horror, que barbaridad. No se indigne señora, no piense mal de mi. El mundo sin fines es el que más me gusta, nada sirve para nada, nada va hacia ningún lado. La mejor felicidad es la que adormece.

domingo, 29 de marzo de 2015

Pensamientos dispersos que cuelgan sucesivamente de un hilo con un gancho de ropa

Los ojos jóvenes nos llevan a esa era de inocencia. Que gracia me da ver tus fotos, tu sonrisa que se me hace tan lejana. Que se yo. Somos tan diferentes que acabamos de contradecir el axioma de Euclides. Las paralelas se tocaron alguna vez. Hoy no te importo, hoy no me importas. Mañana, que se yo. Hoy no compartimos el mismo código, no nos desciframos de la misma manera. Nos necesitamos como fuerzas opuestas, que choque explosivo nos espera mañana. No se escribir en verso, prefiero la prosa. Que se yo. Los juegos lógicos ya me cansaron, no sé deducir de premisas a conclusiones. Me llaman dislexica porque no voy a tu ritmo. Confundo el atrás con el adelante, adelante y se fue atrás. El tiempo que nos pasó es tan irracional que ahora es más otra dimensión que un buen recuerdo.

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Qué sucede con la moral en un mundo que defiende fervientemente la propiedad privada y se maneja en un mundo virtual de transparencia?

Las redes sociales y el mundo virtual nos incitan día a día a compartir cada momento, motivan nuestra curiosidad por la información del otro. Sin embargo, nos cuesta llenar formularios médicos en los momentos en que realizan preguntas que avanzan sobre la línea que llamamos 'íntimo'.

¿Qué sucede con la intimidad en la segunda década del siglo XXI? Tal vez aún no estamos preparados para compartir toda nuestra información. Sin embargo, la presión social nos exige con el paso de tiempo compartir y completar aquellos formularios de información. Por un lado, nos agrada saber del otro, lo utilizamos de parámetro para nuestras propias opiniones. La comunicación nos da cierto parámetro moral. Y a pesar de esto sabemos que no podemos controlar la cantidad de información que fluctúa y puede ser utilizada en nuestra contra. Cuanto más atados a los dispositivos, nuestro yo deja de ser cada segundo menos privado. Hasta tal punto Internet avanza de una manera tan eficaz y veloz que las leyes que regulan la privacidad no han podido frenarla.

¿Qué hubiese sucedido si Mr Hyde hubiese tenido facebook? Nuestro lado monstruoso sale a plena luz del día. La privacidad quedará relegada solo a la realidad, pero cada día nos hacemos más virtuales. El dinero es virtual, el amor es virtual. Y se ríen de quienes desconfían en la metafísica.

Es clara la aporía entre el mundo formado por Internet, el cual agota su necesidad hambrienta de nuestra información y donde su supuesto principal es 'compartir'; versus el mundo 'real' donde nos cuesta decir en voz alta nuestro nombre. Y entre dos mundos sólo se puede desatar una guerra.

lunes, 16 de marzo de 2015

Una mujer muere hoy. Violación, trata y prostitución. La mujer, 'cosificada', comparable a una lámpara. 

Un hombre muere hoy. 

¿Y qué sucede con aquellas mujeres que sólo lo usan como medio para fin? ¿Qué sucede con la mujer del multimillonario, con la amante del senador del partido opositor, con la estudiante desaprobada?

El hombre es cosificado, la mujer es cosificada. 

Uno a uno en la cadena marchamos, reclamamos la justicia injusta. 

Por quién voy a alzar mi mano, si al final del día, estoy cansada de estudiar y trabajar. Entreteneme, no me hagas pensar. 

Y ahora, hay que votar. 

martes, 3 de marzo de 2015

Tu ojo biónico no puede ver,
todo aquello que puede pasar.
Es imposible que calcules cada molécula,
que cruza en el pasillo de piel.

Conté el tiempo de tu silencio,
como cuento los segundos que
faltan para que empiece a cantar.

Conté el tiempo de tu silencio,
con mi método espacial.

Tu pesa de cristal no puede contar,
todo aquello que tengo para dar.
Dale, abrazame una vez.

Soy la causa primordial
de esta adicción.
Soy la causa final,
del efecto  sin químicos.

miércoles, 7 de enero de 2015

Camino de Congreso

Por unos minutos pensé que ese día podía desafiar a las leyes del azar y el destino. Tuve que caminar más de lo previsto e idee en mi mente un plan que no podía fallar. Según mi cabeza estábamos destinados a encontrarnos. El camino era perfecto. Derecho por Junín hasta Sarmiento. No podía fallar. Es extraño pero la idea del destino siempre me hace pensar en Borges. Tal vez porque una idea tan absurda y básica como la de que nuestra historia está escrita, manejada por una fuerza superior elaborada por un autor de su magnitud, algunos días, me parece increíble. ¿Por qué un tipo como Borges, adorado y leído hasta el cansancio, un tipo que toca temas intelectuales, elige un concepto tan trillado como el destino? No sé pero esa fue la idea con la que tracé mi caminata.
Mientras iba caminando por Junín esquivando los tubos de tela pensaba en cómo iba a ser nuestro encuentro. Mi primera fantasía fue la de un encuentro agradable. Un saludo, una sonrisa picarona. Tal vez un 'que lindo estás' o un 'que bien te veo'. Un '¿cómo anda tu familia?', '¿cómo va la facultad?' '¿seguís nadando?'. Incluso imaginé un abrazo conmovedor, música de fondo. O no, tal vez no, después de como terminó todo la frialdad era el mejor camino. Pensé también en lo que iba a pasar después. ¿Un mensaje? ¿Un algo? O simplemente ver sus fotos con alguna música triste de fondo. Faltan pocas cuadras para llegar a la zona de encuentro: un radio de cinco cuadras por donde él podría circular.
Comencé a ponerme nerviosa. Imaginé lo peor: un beso frío en el cachete, distante, miedoso. Las manos en los bolsillos, lejos de su hombro. Imaginé ese silencio incómodo que tan mal me hace. Imaginé salir corriendo. Y de repente, llegué. Me topé con esa esquina que había visitado tantas veces. De día, de noche, de tarde, de madrugada. Busqué su balcón. ¿Por qué cuando pasamos por la casa de un conocido contamos los pisos y buscamos el balcón? Quería irme. Quise desafiar al destino y me acobardé. No quería encontrármelo. ¿Para qué? Para recordar todo lo que hice mal. No, tenía que caminar rápido. Después pensé que si huía efectivamente iba a encontrármelo en la cuadra paralela. Caminé más rápido. Temblé. Pensé qué cara iba a poner si me lo encontraba. Y paré. El corazón me latió fuerte, las piernas se me entumecieron por la dosis de adrenalina. Ahí lo vi. No estaba solo. Quería correr hacia el otro lado pero era bastante tarde. Venía y no podía evitarlo.
No. No era. Al pasar al lado mio me di cuenta de que esa persona no era ni un centímetro parecido a él. Lo inventé todo. Respiré aliviada. No enfrenté a ningún destino, no jugué con ningún azar. No pude decir '¡qué casualidad que nos encontremos!'. No pasó nada.

intento número mil

Siempre le tuve miedo,
a quienes dicen se buenos.
Y se aferran a mi
con sus garras de acero.

No quiero ser diosa griega,
para posar inmortal en tu estante.
Solo quiero ser nada,
no ser nadie.

Admiro a quienes
saben hacia donde van.
Yo siempre fui infiel
a mi brújula social.

No soporto tu silencio.
Como tampoco soporto
el sonido de la rima.
Me hipnotiza.

Peor la ignorancia que la fealdad.
La culpa la tiene el nuevo sacerdote,
la enciclopedia virtual.