martes, 17 de septiembre de 2013

"Bueno, igual, vos sos de esas personas que no quieren ser queridas"

Esa es la primera premisa para una deducción lógica sin conclusión. O que si tiene conclusión pero siempre contradictoria o convergente. Nunca tautología. Aunque pensándolo mejor, las tautologías no son mis favoritas. De todas formas, se sabe que la lógica nunca solucionó ningún problema a lo largo de los años. Sólo llevó a fórmulas que en la práctica tienen poca correspondencia. Soy más pragmática que semántica. Sin embargo, esta premisa parte del uso y no se puede escapar de ella. Tal vez encuentre algún supuesto que la contradiga y la rechace pero siempre va a ser la otra cara de una misma moneda. Podría formularse de otra manera, otras palabras más amenas que no amenacen mi imagen. El significado último es siempre el mismo. Por suerte creo que el mundo vive a través del diálogo y no hay diálogo sin oposición. Quizá mi única solución es una dialéctica, el problema está que siempre va a dar cero negativo.

viernes, 13 de septiembre de 2013

uno

Cuando uno calla, no siempre significa que quiere otorgar. Desde el paso pesado, la mirada de la piba flota sobre las cabezas. Ahí están todos: inmersos en el si y el no de un ser que de verdad, siempre se descubre no tener nada. Y en este entrelugar se esconde una, en el vacío mental entre el si y el no. Entre el no impuesto desde afuera y el si impuesto desde adentro. Ya no hablo de un no lugar, sino de un lugar. Un entrelugar. Un lugar donde también juega en el mundo de la oposición. Entre la violencia de la pobreza que se justifica en el monstruo del imperio. Entre la empresa que se justifica bajo si misma pisando a aquello que llama ‘resto’. El entrelugar de la indecisión no fortuita, donde se juzga por no accionar. Donde el accionar es pertenecer a un bando, del mismo juego siniestro y sin alma; donde el mundo se divide en dos gotas de agua, ambas del mismo vaso infeliz. Callar, no es siempre otorgar. El silencio se esconde de tras de las palabras, el silencio es nostalgia, el silencio es angustia. Por eso lo odiamos, por todo lo que no dice y está diciendo. Callar no otorga. Grita a los mil vientos mientras espera el momento justo para salir.