lunes, 17 de agosto de 2015

El aceite flota sobre el agua
pasé el dinero por lo bajo
antes del primer beso.

Las calaveras y sus dientes imperfectos
animan mis cuentos nocturnos.
El tiempo se lo está comiendo todo.

Mundos metafísicos están inertes,
no te abrazaron
todavía.

Las villanas merodean,
no me importa.
Miro a lo fijo.

Pasé el dinero por lo bajo,
Libres juntos,
juntos libres.

martes, 4 de agosto de 2015

Problemáticas vol.2

Problemas. Asuntos que según machistas experimentados sólo pertenecen a las mujeres. ¿Cuál es la razón por la que le buscamos el pelo al huevo? Bueno, en realidad, un problema no es necesariamente eso.
Los problemas surgen de una serie de preguntas, de cuestiones. No es revolver la mierda sino tomar conciencia de un estado de las cosas. Los adictos a los problemas somos mentes analíticas, mentes que buscan el desafío constante.
Lo que sucede en el momento de plantear un problema es que pasamos de una estabilidad cómoda, confortable hacia un estado de tensión. Sin embargo me pregunto qué sucede con aquella estabilidad. Muere. Muere instantáneamente en el momento en que formulamos una pregunta que ataca el núcleo. Se destruye, cae. Imagino la bomba de Hiroshima en versión mental. Tal vez sea ese el dolor constante en nuestras vidas, esas pequeñas muertes que no tenemos tiempo de enterrar. No podemos armar funerales para situaciones, menos nosotros que tomamos el ritual como algo bastante tortuoso, no así los yankees que comen y chupan hasta desmayarse. Esa dicotomía tan trillada que nos sigue como sombra, muerte y vida, la transitamos tan cotidianamente que a veces creo que estamos bastante más preparados para la muerte de lo que pensamos.
La muerte de la estabilidad es lo que nos causa la angustia diaria, una parte del 'stress' contemporáneo. Y la posibilidad de la misma es la que nos hace oscilar entre la inmovilidad y el instintivo proteccionismo.

Qué hacer con las muertes constantes sino dejar que nos atraviesen. Tal vez una de ellas se hace definitiva y nos salvamos de verdad.