sábado, 30 de mayo de 2015

Entendí que la tradición me perseguía un día sentada en el patio. Las piernas me temblaban, la piel se me erizaba. Sentía el vértigo de mi propia verdad que, ciertamente, es peor que el de la verdad universal. Aquel monstruoso discurso que ata tus extremidades con hilos inquebrantables. No me liberé aún, sigo presa. Día tras día, paso tras paso. Encerrada en mi propia ética, encerrada en mis paredes de moral. Cárceles de pensamiento e historia, cómo podrían ir separadas. Crítica, es mi única opción.

lunes, 4 de mayo de 2015

Enamorarse como el jazz, amor en blanco y negro. Amor perlado, nieve y piano. Enamorarse como el jazz. Caricias con vibrato. Besos de séptimas. Segunda vuelta de improvisación y pieles erizadas. Enamorarse como el jazz. Enamorarse con vestido. Suspirado, jadeante. Enamorarse como el jazz. Hombros encogidos. Cachete con cachete. Enamorarse como el jazz. Enamorarse del jazz.

domingo, 3 de mayo de 2015

el fin y sus medios justificados

Qué sería de un mundo sin fines, dónde quedarían los medios. Hacia dónde nos dirigiríamos, hacia dónde caminaríamos, qué comeríamos. Desamparados, desorientados, desorbitados. Los fines son lo irreal que nos hace reales. Vivimos de medios, somos medios, nunca fines completos. Fines a medias, fines imposibles, finales infelices. Aplaudan el final que nunca llega pero está en la cabeza; latente, hiriente. Somos medios para los fines de otros, que inmoral. Que horror, que barbaridad. No se indigne señora, no piense mal de mi. El mundo sin fines es el que más me gusta, nada sirve para nada, nada va hacia ningún lado. La mejor felicidad es la que adormece.