jueves, 7 de agosto de 2014

fantasía textual

Me gusta imaginarme a la gente leyendo. Cuando conozco a alguien, es muy normal que me pregunte cómo lee o cómo estudia. Si lo hace en un sillón o prefiere la comodidad de la cama que a ratos lo incita a dormir. Qué posiciones adoptan, retorcidas y dolorosas a largo plazo o rectas y simples. Si toma mate, café, té entre línea y línea. Por eso me causan gracia las fotos de libros en las redes sociales, en ese momento quien toma la foto deja de leer, quiere decir que no refleja lo que sucede. El acto de la lectura es un momento especial, no voy a ir hacia el lugar común de la magia de la lectura, o de los mundos que abre, pero es cierto que es un momento especial. De ahí que me guste ver gente leer en los transportes públicos, es la exposición de la lectura. Me acuerdo una vez haber visto a una señora cerrar un libro con una lágrima corriéndole por la cara. El otro día, leí que Benjamin Franklin le había 'tocado' el culo a una mujer y no pude evitar reirme en el 132. Nadie lo supo.

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